Un café en «Amorcito»

El café «Amorcito» esta lleno . Hoy Claudio, el dueño tiene mucho trabajo, tomo un sorbo de mi café negro. El mejor, sin duda. 

La gente que pasa corriendo buscando un lugar para refugiarse decide entrar y darle una oportunidad al café, o a lo que sea que los pueda entrar en calor, afuera esta diluviando. Yo les digo, que este es el mejor café, con mi mirada. No le hablare a extraños. 

El día comenzó un  poco extraño, el brillo del sol escondida entre las nubes se iba cada vez mas alto, dejando a las nubes formar un capa. La lluvia llegaba, ya la necesitaba. 

Solo un poco mas, solo estaré un poco mas, bebiendo este delicioso café, reiré un poco de Claudio, verlo tan agobiado es divertido. 

Observo como una madre acaricia con ternura las mejillas de su niño, lo mira con adoración, con amor.  

En la esquina una anciana bebe un café con leche, sonríe un poco, toma su mano con fuerza, y dice algunas palabras al que parece ser su esposo. Este ríe fuertemente. Estarán recordando momentos del pasado, lucen felices. 

Un hombre de alrededor cuarenta años, con unas pocas canas adornando su cabello, parece estar un poco distante, leyendo el periódico del día. Pero toma un café negro por lo que por mi es genial. 

Me doy un momento para pensar, para relajarme antes de ir a lo catastrófico.

Un sorbo mas de mi café.

Me levanto y busco con mi mirada a Claudio, cuando nuestras miradas conectan, asiento con mi cabeza dando la señal de que me voy. Este me sonríe un poco, y me dice Adiós. 

La lluvia no tiene que ser solo signo de tristeza, a pesar del frió afuera, en el café «Amorcito» se siente cálido, y no es solo por el delicioso café. 

 

 

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